Desde 2002, todos los 12 de febrero, se realiza el Día de las Manos Rojas, con el que se conmemora el aniversario de la firma del protocolo de la Convención sobre los Derechos del Niño, que prohíbe el uso de niños, niñas y adolescentes en los conflictos armados.
En cuanto al reclutamiento forzado en Colombia, actualmente se denuncia que grupos armados han aprovechado que niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en su mayoría de zonas rurales, no tienen cómo recibir educación virtual y les prometen ingresos raspando coca o con el cobro de extorsiones.
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Las cifras de reclutamiento forzado aumentaron en un 113 % con respecto a 20191. En los primeros 5 meses de 2020, 128 niños, niñas y adolescentes fueron reclutados o vinculados a grupos armados. La Coalición contra la Vinculación de Niños, Niñas y Jóvenes al Conflicto Armado en Colombia (COALICO), aseguró que la cuarentena y la suspensión de clases decretada por el Ministerio de Educación desde el 16 de marzo ha incidido en el aumento de los casos de reclutamiento.
Esta desigualdad es mucho más pronunciada en zonas rurales en donde no hay conectividad ni señal, deja a los niños y niñas sin educación, con más tiempo libre y además con la carga de apoyar económicamente a su familia en medio de esta crisis sanitaria. Los departamentos con más casos de niños y niñas afectados son Valle del Cauca, Antioquia, Cauca, Chocó y Nariño.
El Estado colombiano se ha comprometido a adoptar medidas de prevención y atención integral de niños, niñas y jóvenes que hayan sido vinculados al conflicto armado, teniendo en cuenta que esta acción es una violación a sus derechos a vivir en un ambiente sano y en paz. Pero el Estado no ha cumplido.
En Colombia las desigualdades sociales históricas, que afectan a toda la población, son más fuertes contra niños, niñas y jóvenes, aunque de palabra se les reconozca como titulares activos de sus propios derechos, y así exista un marco jurídico nacional e internacional dirigido a la prevención, atención y protección de la niñez y juventud, que incluye la Convención sobre los Derechos del Niño, el Código de Infancia y Adolescencia, el Estatuto de Ciudadanía Juvenil. Pero las normas, en la mayoría de las ocasiones, son letra muerta.
En realidad, lo que observamos es que muchos niños, niñas y jóvenes no tienen acceso a instalaciones educativas adecuadas, a la información y a la conectividad, a la salud integral, a la recreación con parques seguros y adecuados, a la participación y la decisión, a la paz, a una vivienda digna, a la alimentación. Estas situaciones conllevan a que caigan en la explotación laboral, a que sean víctimas de abuso sexual, sufran discriminación y se les involucre en el conflicto armado y otras formas de violencia.
Ante tales situaciones, Taller Abierto continúa desarrollando su Misión de promover, prevenir, acompañar, apoyar y orientar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes para que conozcan, exijan y socialicen sus derechos y construyan con su protagonismo alternativas de vida digna.